El qué y el cómo de la cena del Señor


Así, pues, todas las veces que comiereis este pan,
y bebiereis esta copa,
la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
1ª Corintios 11:26

A través de la cena del Señor, estamos anunciando o proclamando la muerte de Jesús cada vez que celebramos la cena hasta que Él venga.

¿Qué estamos proclamando cuando comemos la cena del Señor?

El pan representa la unidad que tenemos en Cristo.

Jesús mismo nos dijo que este pan partido representa su cuerpo que fue partido por nosotros, así que, cuando lo comamos, lo hacemos en memoria de Él. ¿Cómo el pan partido representa nuestra unidad en Cristo?

Su muerte nos une.

Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan (1ª Corintios 10:17).

El pan es una figura de nuestra unidad en Cristo. Hoy día, un solo pan fue dividido para que pudiéramos compartirlo. Todos comeremos el mismo pan. Tenemos en común que todos participamos de un solo pan.

Todos los que estamos en Cristo hemos compartido del Pan de vida, Jesucristo. Nuestra comunión se encuentra en Jesucristo (1ª Juan 1:3), porque somos el Cuerpo de Cristo por medio de su muerte. El pan partido representa el cuerpo quebrado de Jesús que compartimos. La muerte de Jesús nos une.

Su muerte nos da vida.

Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo (Juan 6:33).

Nuestra unión con Jesús, el “estar en Cristo”, brinda vida eterna en Él. Necesitamos del pan para vivir físicamente. Si no comemos nada, moriremos. Aparte del Pan de vida, Jesucristo, moriremos eternamente. Necesitamos de Jesús para vivir, y Él es el único pan que pueda satisfacer permanentemente.

Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Juan 6:35).

Así que, esta cena nos recuerda que, como nuestra vida física depende del pan físico, nuestra vida eterna depende de Jesucristo. La vida eterna que tenemos en Jesús no es sólo mía, ni sólo tuya, sino que es algo que compartimos, porque estamos en Cristo. Como un pan compartido nos da fuerza y sostiene nuestras vidas, Jesucristo nos da vida espiritual y nos sostiene ahora mismo y para siempre. La muerte de Jesús nos da vida.

¿Cómo es que hemos llegado a estar unidos en Cristo? Antes éramos enemigos de Dios (Romanos 5:10), aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros (Tito 3:3), pero ahora estamos en Cristo. ¿Qué pasó?

La copa representa la sangre de Jesús derramada en sacrificio por nosotros.

Jesús se entregó a sí mismo por nosotros en la muerte. Merecíamos la muerte, pero fue Él quien murió. Parecido a los sacrificios en el templo del Antiguo Testamento, Jesús fue el Cordero inmolado, “y con su sangre nos ha redimido para Dios” (Apocalipsis 5:9). La muerte sacrificial de Jesús hizo la reconciliación por nosotros. La reconciliación es quitar la enemistad u hostilidad entre dos personas.

Su muerte nos reconcilió con Dios.

En primer lugar, la muerte de Jesús nos reconcilió con Dios. Cuando Jesús, que no conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros, hizo que fuésemos hechos justicia de Dios en Él (2ª Corintios 5:21). Escuchen la hermosa descripción de nuestra reconciliación:

Y a nosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de nuestra carne, nos dio vida juntamente con [Cristo], perdonándonos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz (Colosenses 2:13–15).

El sacrificio de Jesucristo quitó la hostilidad entre nosotros y Dios a causa de nuestro pecado, y es aquel sacrificio que celebramos hoy día. La muerte de Jesús nos reconcilió con Dios.

Su muerte nos reconcilió unos con otros.

En segundo lugar, la muerte de Jesús nos reconcilió unos con otros. Miren nuestro grupo, somos muy diferentes social, económica y étnicamente. No tenemos nada en común sino a Cristo Jesús. ¿Cómo es que nos llamamos hermanos? ¿Cómo es que nos amamos unos a otros? Escuchen la hermosa descripción de nuestra reconciliación:

Porque [Cristo] es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades (Efesios 2:14–16).

El sacrificio de Jesucristo quitó la hostilidad entre nosotros, así que somos uno en Cristo, y celebramos la unidad que tenemos en Él con esta cena. La muerte de Jesús nos reconcilió unos con otros, y aquí estamos juntos, comiendo el pan y tomando la copa juntos, proclamando la muerte de Jesús hasta que Él venga.